Mientras para la mayoría de las personas los neumáticos usados, latas, botellas y el cartón son basura, para el grupo que integra el programa “Una Escuela Sustentable” estos son los materiales perfectos para la construcción de pequeños centros educativos en áreas rurales.
Tagma y su feliz iniciativa
Tagma es una organización uruguaya sin fines de lucro, cuyo objetivo es que haya al menos un centro educativo sostenible en cada país de Latinoamérica.
El funcionamiento del proyecto es simple, las organizaciones ambientales buscan empresas privadas, que los patrocinen. Y, además, realizan un curso de capacitación pago para quienes desean aprender técnicas de construcción ecológica. La experiencia formativa es 60% trabajo de campo y 40% de clases impartidas por expertos en la materia, además de incluir hospedaje, comidas y recreación. Una vez terminado el edificio se le dona al Estado para que lo administre como un centro educativo público.
Experiencias exitosas
La primera escuela pública sustentable nació en Uruguay. Luego de un par de años de planificación y trámites, en el 2016 en la localidad de Jaureguiberry, departamento de Canelones, que dista a 80 kilómetros de Montevideo, se construyó un edificio totalmente autosuficiente en tan sólo 45 días. Tiene costo cero en calefacción, refrigeración, consumo de energía eléctrica y agua.
En 2018 en la ciudad argentina de Mar Chiquita, provincia de Buenos Aires, se construyó una escuela que se autoabastece de agua, energía y calefacción, produce alimentos y maximiza el uso de los recursos.
En 2020 se construyó la Escuela Básica de Lo Zárate, Chile, la cual tuvo que sobrellevar todas las complicaciones, que se vivieron con la pandemia. Finalmente, 55 alumnos disfrutan de un modelo educativo sustentable y sostenible.
Finalmente, en 2021 en San Jerónimo, departamento de Antioquia, se transformó la Escuela El Rincón en la primera escuela pública y sustentable de Colombia. Cincuenta y dos alumnos reciben conocimientos en espacios, que fueron realizados con un 40% de material de descarte.
Con este tipo de proyectos los organizadores buscan que los niños y jóvenes de toda Latinoamérica reciban educación gratuita bajo un modelo basado en el respeto por el medio ambiente y la reutilización de residuos, al tiempo que se minimizan los costos operativos.