Es frecuente vaciar el filtro del café en la basura una vez nos hemos preparado nuestra bebida, pero para quienes tienen plantas en un jardín o un huerto es un excelente abono. El abono de materia orgánica tiene la propiedad de añadir más nutrientes al suelo, incrementando su fertilidad y viabilidad.
Los restos de café son ricos en nitrógeno, fósforo, potasio, además aportan hierro y acidez a la tierra, lo que rebaja el nivel de cal del agua del suelo y mantiene mejor el hierro.
Vale destacar que contrario a las semillas de café recién tostadas que son muy ácidas, los residuos del café que ya ha sido utilizado tienen un PH neutro, de modo que para que sea un fertilizante exitoso es necesario que el café haya sido colado antes.
Modos de aplicación
Una forma de emplear el café como abono es mantener dos o tres cargas de residuos en una botella de un litro y medio de agua durante ocho horas. Luego se cuela y con el líquido resultante se puede fertilizar rociando un poco cada dos semanas en climas calientes y una vez al mes cuando haya frío.
Otra manera es verter los restos de café alrededor de la raíz de cada planta y remover un poco la tierra para que se adhiera mejor al suelo. Este método es ideal para rosas, arándanos, fresas (frutillas), hortensias, entre otros.
Si la borra de café se aplica alrededor de las plantas, haciendo un círculo cerrado alrededor del tallo, por su acidez y fuerte olor servirá como repelente para hormigas, caracoles y babosas.
Dato valioso
Es importante resaltar que, a la hora de almacenar las sobras del café, debemos hacerlo en una bolsa de plástico o en un envase de cristal, plástico o similares, pero es primordial que estos estén secos, pues de otro modo la humedad hará que los residuos se pudran.