Comenzamos esta columna semanal refiriéndonos a nuestra experiencia de 10 años en tecnología de drones que, aunque parezca poco, en esta tecnología es muy valorada.
Nuestros primeros pasos para interiorizarnos sobre la tecnología de drones fueron dados en el inicio del año 2012. Con el devenir del tiempo pasó a integrarse a nuestro perfil profesional y a transformarse en una pasión. El interés fue creciendo exponencialmente en línea directa con los avances, que dicha tecnología muestra, y la que no nos deja de sorprender.
Una visión de cara al futuro y las dificultades del desafío
Debemos reconocer que nuestro interés inicial era meramente recreativo. Nos deleitaba poder volar un dispositivo con el cual pudiéramos filmar, lograr fotos y videos hermosos, escenas que comúnmente podíamos observar desde un avión o un helicóptero.
Con el paso del tiempo, conocí al ingeniero Guillermo Roldós compañero de trabajo de la carrera Tecnólogo en Informática, quién en 2013 nos ayudó a proyectar lo que en países del primer mundo aplicaban en la Agropecuaria. Nos referimos al análisis de suelos, índice NDVI, estrés hídrico, entre otras aplicaciones. Pero, en el contexto de la realidad de entonces, el proceso fue mucho más lento de lo pensado.
En el año 2013 hablar en Uruguay de drones para el agro era una utopía para la mayoría de las personas. Aun así, nuestros vecinos Argentina, Brasil y Chile, ya realizaban pruebas de campo de gran porte y con buenos resultados.
El uso de drones lo vislumbrábamos para aplicarlo en una de nuestras actividades productivas fuertes como la Ganadería, especialmente para el conteo del ganado. Desafortunadamente, en ese momento estábamos muy lejos de concretarlo, no solo por falta de conocimiento y confianza en dicha tecnología, sino como muchas veces sucede por estas latitudes, por sus altísimos costos asociados.
Cambian las prioridades y surgen las oportunidades
Muchas veces, por más que el mercado se resista a sumar tecnologías ajenas, si éstas tienen el suficiente poder, al final siempre terminan imponiéndose por su propio peso. Es lo que nos ha sucedido en muchos casos. Concretamente, esto es así respecto a su uso en el agro. Vamos a evidenciar que, si bien su inversión inicial es relativamente alta, los resultados son excelentes, lo que nos hace valorar que, ese costo inicial vale la pena.
A modo de adelanto, el costo operativo de un dron es indudablemente menor en comparación con los métodos tradicionales. Si lo relacionamos a las cantidades de hectáreas que se tienen que cubrir, se puede decir que termina autofinanciándose. Lo afirmamos, sin entrar a “hilar fino” y detallar la cantidad de beneficios extras, que esta tecnología tiene evitando riesgos humanos. Siendo más precisos, posibilita acortar tiempos y operativas.
¿Qué nos debe importar al analizar la tecnología de drones?
Deseamos dejarles algunos “tips” en su memoria. Hablando en criollo, como decimos los uruguayos, qué debo saber y comparar para decir firmemente, apuesto por esta opción.
- ¿Costo inicial de la inversión?
- ¿Cuánto tiempo (minutos) dura una batería en vuelo normal?
- ¿Cuántas hectáreas cubre con una batería?
- ¿Cuántos ciclos de carga tiene de vida útil una batería?
- ¿Cuánto cuesta una batería extra?
Dejamos planteadas algunas interrogantes, que consideramos fundamentales para comenzar a analizar el mercado de marcas, modelos, características y costos. También con el propósito de poder hacer las comparaciones necesarias con los métodos tradicionales.
Nos reencontramos próximamente. Lleguen a ustedes nuestros saludos cordiales y “droneros”.