La reunión entre los presidentes Donald Trump y Luiz Inácio Lula da Silva reabrió un canal político para tratar aranceles y barreras que hoy condicionan el intercambio. Tras el encuentro en la cumbre de la ASEAN (26 de octubre), ambos mandatarios encargaron a sus equipos iniciar de inmediato conversaciones para “buscar soluciones” en materia de tarifas y sanciones; Trump habló de “acuerdos bastante buenos” en el horizonte.
Oportunidades y frenos sectoriales
El potencial exportador agropecuario brasileño hacia Estados Unidos sigue siendo elevado por volumen, competitividad y diversificación (soja y derivados, carnes, café, frutas, azúcar/etanol). En 2023, el agro representó 44% de todas las exportaciones brasileñas, un peso que sostiene la ambición de ganar cuota en Norteamérica.
Sin embargo, el escenario inmediato está atravesado por aranceles del 50% que Washington impuso en agosto sobre varias importaciones brasileñas (incluidos productos agroalimentarios como açaí, café y algunas carnes). El shock encareció la entrada a Estados Unidos y enfrió pedidos, golpeando a cadenas como la del açaí y generando dudas entre frigoríficos y exportadores.
Aun con esa presión, 2025 mostró picos de compras estadounidenses de proteína animal brasileña: los embarques de carne bovina a Estados Unidos arrancaron el año con marcas históricas en volumen, en parte por el ajuste del hato estadounidense y el rol de grandes procesadoras. Este impulso demuestra que, cuando el mercado necesita abastecimiento, Brasil suele responder rápido por escala y costos.
En otros rubros, las exportaciones de huevos brasileños a Estados Unidos se dispararon por la gripe aviar que elevó precios internos norteamericanos; el nuevo arancel pone un signo de interrogación sobre la sostenibilidad de ese flujo.
Qué vigilar después del gesto político
Las conversaciones bilaterales abren la puerta a alivios arancelarios selectivos o a cupos con tratamiento preferencial que den oxígeno a cadenas sensibles (bovina, aviar, huevos, frutas amazónicas). Para el sector privado, el foco inmediato pasa por:
- Gestión de riesgo arancelario (coberturas y revisión de precios FOB).
- Cumplimiento sanitario y trazabilidad para evitar alertas.
- Aprovechar ventanas de demanda en Estados Unidos por ciclos ganaderos y bioenergía.
Si el diálogo entre Trump y Lula desemboca en medidas concretas, Brasil podría consolidar su presencia en nichos de alto valor y estabilizar envíos hoy volátiles; si no, la diversificación hacia Asia, Oriente Medio y Norte de África (MENA) seguirá siendo la válvula natural, mientras la competitividad agrícola brasileña se mantiene respaldada por área, productividad y costos.
