Montividiu, Goiás, Brasil. Mientras las segadoras culminan la cosecha de soja en una parcela, Adriano Cruvinel (foto), ingeniero agrónomo de 36 años, lidera la finca Bom Jardim Lagoano en el centro-oeste de Brasil, donde la siembra se prepara para la cosecha. “Nuestra soja está en excelentes condiciones”, destaca Cruvinel. Agrega: “gracias a los microorganismos que aplicamos en todo el cultivo, es mucho más resistente a plagas y enfermedades”.
Al frente de un campo familiar de 1.400 hectáreas en Montividiu, Cruvinel es un pionero en la adopción de biopesticidas en Brasil, desafiando la tendencia dominante de los “agrotóxicos”. La práctica de la agricultura regenerativa, basada en la restauración de la biodiversidad del suelo y la reducción del uso de químicos, ha llevado a Cruvinel a construir una biofábrica ultramoderna, equipada con laboratorio y “hornos bacteriológicos”.
“Aquí imitamos a la naturaleza a gran escala”, subraya Cruvinel, afirmando que, además de cuidar la salud y el medio ambiente, ha logrado reducir sus costos de producción en un 61,4%, mientras que su rendimiento de soja ha aumentado un 13%.
Los biopesticidas y “un largo camino” a recorrer
Marcos Rodrigues de Faria, investigador de Embrapa, muestra entusiasmo por el potencial revolucionario de los biopesticidas. Sin embargo, admite que aún queda un largo camino por recorrer, ya que los “agrotóxicos” siguen siendo dominantes en Brasil. A pesar del crecimiento exponencial, los biopesticidas representaron solo el 9% del mercado total de pesticidas en 2022.
Impulsado por monocultivos, el sector brasileño de biopesticidas experimenta un crecimiento cuatro veces mayor que el observado internacionalmente, según Amalia Borsari de CropLife Brasil. Sin embargo, la geógrafa Larissa Bombardi destaca que, aunque “interesantes”, los productos biológicos no alteran el modelo agrícola brasileño, centrado en la concentración de tierras y monocultivos.
Polémica ley: “un regalo” para los agronegocios
Los agronegocios, que representan el 24% de la economía brasileña, se convierten en un tema político. En diciembre, el presidente Lula da Silva promulgó una ley que flexibiliza las normas sobre “agrotóxicos”, generando controversia. Bombardi la califica como una “tragedia” y un “regalo a las empresas de comercialización agropecuaria y las agroquímicas”.
El uso indiscriminado de pesticidas en Brasil también afecta las relaciones comerciales, siendo un argumento clave en las negociaciones de un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Mercosur.
A pesar de los desafíos, la innovación de Cruvinel y de otros agricultores que adoptan biopesticidas, es digna de mención una transformación positiva en el sector agrícola brasileño.
Fuente: SWI.